OTRA FORMA DE VERLO


Tras una dilatada trayectoria como escritor en prensa desde 1970 al año 2000 (justo un día después de la muerte de mi amigo Jaime García Añoveros), treinta años de colaboración con el diario ABC de Sevilla, el Correo de Andalucía y algún que otro periódico y revista de ámbito nacional, y una solitaria travesía del desierto (impuesta por determinados elementos socialistas), he decidido reaparecer de nuevo aquí  en mi propio blog, para dejar constancia de mis diversas opiniones sobre eso que llaman "la realidad cotidiana", "la actualidad", dado el cariz que los acontecimientos están tomando y el infinito grado de salvajismo cultural al que venimos observando los últimos doce años. Se bien que mis opiniones no tiene la menor importancia porque ahora mismo vivimos en un país con cuarenta y cinco millones de ilustrados, que saben de todo y son capaces de juzgarlo todo. Por primera vez, desde la Edad Media, el pueblo ha cogido los ropajes de la Santa Inquisición, ha formado Un Tribunal Supremo Fantasmal de la Incongruencia y se ha dotado a sí mismo de los poderes magníficos de un nuevo dios tangible, en el que La Vulgaridad, La Mediocridad y El Todos-somos-iguales se han hecho un hueco, erigiendo por doquier altares que gozan de amplísimos cultos.
Diré lo que pienso y cómo lo pienso aunque sólo sea para releerme de vez en cuando y ver lo equivocado que estoy retando al Santo Oficio del "sentido común" que, durante toda mi existencia, ha sido mi peor contrincante.

lunes. 04 de Noviembre del 2013

QUE ME AVISEN
Que me avisen cuando haya democracia en España. Que me avisen cuando el partido en el Gobierno deje de mentir o de tomarnos por imbéciles ovejas pendientes de explicaciones de primero de básica. Que me avisen cuando los criminales, los chorizos, los violadores vayan a a cumplir íntegramente sus penas, se arrepientan o no de sus fechorías. Que me avisen cuando el partido Socialista abandone su mentira permanente, su sistemática destrucción de España, su canallesca manera de robar dinero, votos, de encubrir las maldades de sus dirigentes y su forma de atacar a degüello al oponente. Que me avisen cuando Rubalcaba se haya ido, para siempre jamás, a sonreír de cara a la pared las penas que ha causado a lo largo y lo ancho del territorio nacional; cuando alguien le haya borrado de la cara su sonrisa estéril. Que me avisen cuando quede prohibido por Ley que idiotas como Zapatero, Chaves, Griñán, Susana Díaz Pacheco, Leire Pajin, Bibiana Aido, María Teresa de la Vega, Ana Mato o Federico Trillo, tienen prohibido hablar en público o sentarse en un escaño, representando al pueblo. Que me avisen cuando las minorías vuelvan a ser sólo eso, “minorías”. Que me avisen cuando los separatistas y los independentistas hayan escrito siete millones de veces, como castigo, “el mundo tiene que acabar siendo una aldea global” donde todos intercambiemos con todos el amor a la vida, a la cultura, a la libertad. Que me avisen cuando los comunistas desaparezcan o hayan entendido que todos somos iguales y “bien distintos”; que eso es precisamente lo que nos hace maravillosamente humanos; cuando en sus dogmas obsoletos dejen entrar la palabra y el concepto “libertad de los otros”. Que me avisen cuando los Señores Oscuros del Capitalismo y las Corporaciones Siniestras de la economía hagan penitencia y dejen de jugar al monopoly con millones de almas humanas, sencillas y honradas, tan dignas o más que ellos mismos. Que me avisen cuando las Iglesias, todas, estén dispuestas a admitir que sus dogmas tienen menos base que el bosón de Higgs; cuando quieran compartir que el misterio humano no se resuelve con fábulas y obliguen a sus feligreses y teólogos a estudiar física, como único camino para escarbar en la Oscuridad que nos envuelve; que me avisen cuando sus estructuras jerárquicas hayan desaparecido.
Que me avisen cuando la bondad regrese a la Tierra.
Mientras tanto, señores políticos de papel manchado, me borran de todas sus listas, no cuenten con mi voto, no me saluden por la calle, no intenten venderme la cultura de chicle subvencionado que producen, no pretendan seducirme con la música de Hamelin, que utilizan para embaucar a sus camadas de ratas.

Olvídenme, olviden a este pequeño ser humano que jamás comerá con ustedes en el mismo plato.

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martes 24 de Septiembre del 2013
Cuando la cultura nos hizo universales y a través de Internet hemos conseguido conquistar hasta el último rincón del planeta Tierra, cuando, como nunca, la literatura, el periodismo, la música, la pintura y escultura, la ciencia y las relaciones entre humanos se han hecho accesibles para todo el mundo, participativas, justo ahora, la España de quinientos años remando juntos, ayudándonos los unos a los otros, formando un país y una nación que se ganaba el futuro hora tras hora, empieza a desmembrarse, resucitando atávicos odios, fantasmas obsoletos, añoranzas descabelladas, muertos no vivientes y egoísmos suicidas.
Envueltos en banderas que nada hicieron por el bien común, un puñados de mediocres separatistas con más odio que razón en las pupilas, rugen en las oscuras esquinas de esta sufrida y castigada piel de toro, apoyados por la cobardía central de un gobierno incapaz de imponer el orden; un gobierno que tan sólo busca guardarse las espaldas pegadas al sillón. Un gobierno que ha olvidado la historia para pactar clandestinamente con los enemigos de España cuando menos necesitaba hacerlo. Un gobierno que no entiende su inmenso e inmerecido apoyo popular.
El mundo ruge en mil batallas anacrónicas. Porque cuando más cultura se hace posible, más brutos aparecen con pistolas. Cuando la ciencia y el pensamiento están a punto de alcanzar la última partícula a través de la cual abolir las incongruencias de las leyendas religiosas, raíces de los odios que han poblado la historia, cuando hemos conseguido traspasar los límites del sistema solar y poner los ojos en el espacio interestelar, cuando por fin soñar es posible y creer en nuestras capacidades es real, la voz de una masa de ignorantes, adoctrinados por mantras que cuadran con sus insatisfechas debilidades, clama, como las ratas de Hamelin, por arrojarnos al vacío.
Estoy cansado de escuchar y ver tertulias donde la sinrazón se viste de ironía, donde se ocultan con desprecio las oscuras intenciones, frente a los pacíficos demócratas que tapan sus cobardías con añejos escapularios.

Volveremos a la Edad de Piedra merecidamente. Y la sangre de tantos millones de muertos inútiles se derramará de nuevo en las manos de dioses inexistentes a los que culpar de nuestro fracaso.

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